lunes, 23 de marzo de 2009

Pascua 2009



Dentro de unos días dará comienzo la Semana Santa y desde el Verbum Dei organizamos todos los años varias Pascuas, y a nosotros nos interesan las dos destinadas una a jóvenes y otra a juveniles.

¿Cuándo?
Este año será Pascua los días 9, 10, 11 y 12 de abril de 2009. Se iniciará el jueves santo a las 18:00 y terminará el domingo de resurrección después de comer.

¿Quiénes?
La Pascua de juveniles será entre 14 y 17 años aproximadamente y la de jóvenes entre 18 y 25 también aproximadamente. Siempre podría haber alguna excepción.

¿Dónde?
En el centro misionero de Siete Aguas (Valencia).
Tfonos: 96 234 00 11 y 96 391 68 14 (Autovía A3, salida 306)

¿Cuánto?
El precio orientativo es de 55€ para los juveniles y quizás algo más para los jóvenes. En breve ampliaremos la información.


Si queréis más información pues podéis comentar aquí mismo e intentaremos aclararlo. Para inscribirse pues dentro de poco se abrirá un evento en Tuenti o podéis escribir a Isabel.

¡Animaos a venir todos!

jueves, 12 de marzo de 2009

"Reza como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti" (S. Agustín)

Que Barack Obama es un presidente atípico por muchos aspectos lo sabemos todos, pero quizás no tantos conocemos su gran espiritualidad. El primer afroamericano presidente de los Estados Unidos de América, hijo de un padre musulmán ateo, una madre agnóstica y nieto de metodistas, organizó hace unos días un desayuno con periodistas para celebrar juntos una oración. Escuchar su testimonio como presidente me parece de una valentía y una moralidad que tristemente sería utópica imaginar en nuestro país o incluso en la mayoría de las presidencias del mundo. A continuación os dejo la traducción de esta lúcida reflexión sobre la fe:

Afirmaciones del Presidente Barack Obama

Desayuno Nacional de la Oración

Jueves, Febrero 5, 2009

Washington, DC


Buenos días. Quiero agradecer a los organizadores de este desayuno, los Representantes Heath Shuler y Vernon Ehlers. También quisiera agradecer a Tony Blair por venir hoy, así como a nuestro Vicepresidente, Joe Biden, a miembros de mi Gabinete, miembros del Congreso, clérigos, amigos y dignatarios de diversas partes del mundo.


Michelle y Yo nos sentimos honrados al compartir con ustedes nuestra plegaria de esta mañana. Sé que este desayuno tiene una larga historia en Washington, y como la fe ha sido siempre una fuerza orientadora en nuestra vida familiar, nos sentimos como en casa, y esperamos mantener esta tradición activa durante el tiempo en que estemos aquí.

Es una tradición que según me han dicho, comenzó en la ciudad de Seattle. Transcurría el momento culminante de la Gran Depresión, y la mayoría de la gente se encontraba sin trabajo. Muchos cayeron en la pobreza. Algunos lo perdieron todo.

Los líderes de cierta comunidad hicieron todo lo posible por aquellos que estaban sufriendo en aquel lugar. Y luego decidieron hacer algo más: comenzaron a rezar. Independientemente de cual fuera la parcialidad o afiliación religiosa a la que perteneciera cada uno. Simplemente se reunieron una mañana como hermanos y hermanas para compartir una comida y para hablar con Dios.

Esos desayunos rápidamente se diseminaron por todo Seattle, y luego por distintas ciudades y pueblos a través de América, hasta llegar a Washington. Y poco tiempo después que el Presidente Eisenhower pidiera a un grupo de Senadores si podían acompañarlo en su desayuno de oración, se convirtieron en un evento nacional. En el momento actual, al ver aquí presidentes y dignatarios de todas partes del mundo, se me hace evidente que esta es una de las raras ocasiones que aún es capaz de reunir a gran parte del mundo en un momento de paz y buena voluntad.

Cuento esta historia porque con demasiada frecuencia hemos visto que se utiliza la fe como herramienta para dividir a unos de otros; como una excusa para el prejuicio y la intolerancia. Se han emprendido guerras. Se han ejecutado inocentes. A lo largo de los siglos, religiones enteras han sido perseguidas, siempre en el nombre de lo que se cree correcto.

Sin duda la misma naturaleza de la fe muestra que nuestras creencias nunca serán iguales. Leemos diferentes libros. Seguimos diferentes mandatos. Estamos suscriptos a diferentes relatos acerca de cómo fue que llegamos aquí, y adonde iremos luego, - y algunos no profesan absolutamente fe alguna.


Pero independientemente de aquello en que elijamos creer, recordemos que no existe ninguna religión cuyo credo central sea el odio. No existe Dios que consienta la eliminación de seres humanos inocentes. Esto lo sabemos muy bien.

Sabemos también que a pesar de nuestras diferencias, hay una ley que vincula a las grandes religiones. Jesús nos dijo “ama a tu prójimo como a ti mismo”. La Torah ordena: “aquello que sea malo para ti, no lo hagas a tus semejantes”. En el Islam, hay una enseñanza que afirma: “ninguno cree realmente hasta que desea para su hermano lo mismo que desea para si”. Y lo mismo vale para los Budistas, los Hinduistas, los seguidores de Confucio y para los humanistas. Es, por supuesto, la Regla de Oro – la propuesta que nos invita a amarnos, a entendernos, a tratar con dignidad y respeto a todos aquellos con quienes compartimos un breve momento en esta tierra.

Es una regla antigua, una regla simple, pero también uno de los mayores desafíos. Porque pide de cada uno de nosotros que tomemos responsabilidad por el bienestar de gente que tal vez no conocemos ni admiramos y con quienes tal vez no coincidimos en todo. A veces, nos pide que nos reconciliemos con acérrimos enemigos, o que resolvamos viejas disputas. Y eso requiere una fe activa, vital, y fervorosa. Requiere no sólo que creamos, sino que actuemos – para dar algo de nosotros para beneficio de otros y la construcción de un mundo mejor.


De este modo, la fe particular que nos motiva puede promover un bien mayor para todos. En lugar de separarnos, nuestras variadas creencias pueden unirnos en la intención de alimentar al hambriento y confortar al afligido; en la intención de llevar paz donde hay conflicto y reconstruir lo que ha sido roto; para levantar a aquellos que han caído en un tiempo de dificultad. Esta no es sólo nuestra obligación como personas de fe, sino también como ciudadanos de América, y será el propósito de la Oficina de la Casa Blanca para Asociaciones Religiosas y Vecinales, que anunciaré más adelante en el día de hoy.


El objetivo de esta oficina no será otorgar beneficios a favor de un grupo religioso sobre otros – ni tampoco el beneficio de grupos religiosos sobre aquellos que no lo son. Será simplemente el de facilitar el trabajo de aquellas organizaciones que trabajan para el beneficio de nuestras comunidades, y hacer eso sin borrar la línea que nuestros fundadores sabiamente trazaron entre iglesia y estado. Este trabajo es importante, porque ya se trate de un grupo que asesora a familias amenazadas por el desalojo, o de grupos de fe que proveen capacitación laboral a quienes están desempleados, pocos se encuentran tan cerca de lo que ocurre en las calles y vecindarios que estas organizaciones. La gente confía en ellas. Las comunidades creen en ellas. Y nosotros las vamos a ayudar.


Trataremos también de alcanzar a lideres y estudiantes en todo el mundo para cultivar un diálogo pacífico y productivo en torno al tema de la fe. No espero que las diferencias desaparezcan de la noche a la mañana, ni tampoco creo que las antiguas perspectivas y los conflictos vayan a evaporarse repentinamente. Pero sí creo que si podemos hablar con el otro abierta y honestamente, tal vez las viejas grietas comenzarán a ser reparadas, y nuevas sociedades comenzarán a emerger. En un mundo que se hace más pequeño cada día, tal vez podamos ir dejando afuera a las destructivas fuerzas del fanatismo, haciendo lugar para el sano poder del mutuo entendimiento.

Esta es mi esperanza. Esta es mi plegaria.


Creo que este beneficio es posible porque mi fe me dice que todo es posible, pero también creo en base a lo que he visto y he vivido.

No me crié en una casa particularmente religiosa. Tuve un padre que nació Musulmán pero se volvió ateo, abuelos Metodistas y Bautistas no practicantes, y una madre que no creía en la religión organizada, a pesar de ser la más bondadosa y espiritual persona que jamás he conocido. De niño ella me enseño a amar y a comprender, y a tratar a otros como quisiera que me trataran a mi.


No me convertí en Cristiano sino muchos años después, cuando me trasladé a la Zona Sur de Chicago luego de la secundaria. No fue por adoctrinamiento ni por una súbita revelación, sino porque pasé mes tras mes trabajando con gente de la iglesia que simplemente quería ayudar a los vecinos que estaban pasando por un mal momento – sin tomar en cuenta qué aspecto tenían, o de dónde venían, o a quién dirigían sus oraciones. Fue en esas calles, en esos vecindarios, donde por primera vez sentí el espíritu de Dios llamándome. Fue allí donde me sentí llamado para un propósito superior – Su propósito.


En diferentes caminos y de diferentes formas, es ese espíritu y esa sensación de propósito lo que guió a los amigos y vecinos de aquel primer desayuno de oración en Seattle, hace tanto tiempo, en otro período de prueba para nuestra nación. Es lo guía a amigos y vecinos de tantas naciones y confesiones hacia aquí el día de hoy. Venimos a compartir el pan y a dar gracias y a buscar orientación, pero también a fortalecer nuestra dedicación a la misión de amor y servicio que yace en el corazón de toda la humanidad. Como San Agustín dijo una vez: “Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti”.

Así que recemos juntos esta mañana de Febrero, pero trabajemos juntos también todos los días y meses que tenemos por delante. Porque es sólo a través de la lucha y el esfuerzo común como hermanas y hermanos, que cumpliremos nuestros mayores destinos como criaturas amadas de Dios. Les pido que se unan a mi en ese esfuerzo, y también les pido que recen por mi, por mi familia, y por la continua perfección de nuestra unión. Gracias

miércoles, 11 de marzo de 2009

191 lágrimas, 191 motivos para seguir luchando

La siguiente reflexión no tiene relación directa con el Verbum Dei pero sí con los valores humanos, éticos y sociales que desde la fe se pregonan:

Hoy es un día para echar la vista atrás y recordar
la más importante efeméride de 11-M en las últimas décadas: los atentados en los trenes de Madrid, el mayor número de muertos (191) por acto terrorista en la historia de nuestro país (sumado a 2000 heridos).
Hoy es un día pues para llorar, para que cada español se seque al menos 191 lágrimas. Yo recuerdo que aquel 11 de marzo de 2004 seguía acogiendo a Henri Pierre Duperret, un compañero de intercambio de Colombier en Brionnais, un pequeño pueblo entre Lyon y Dijon. Aquella mañana cuando entramos al coche rumbo al colegio Cristo Rey pusimos Los40Principales y en vez de escuchar música informaban en un avance de que había habido un atentado terrorista en Madrid donde se temía que hubieran muerto 8 víctimas en vagones de tren. Nos quedamos de piedra pero la sensación de angustia fue empeorando conforme avanzaba la mañana y se elevaban por decenas el número de muertos. Hasta tal punto llegó esa inquietud que suspendimos las clases y nos pusimos a ver la televisión en el colegio para estar informados. Cuando al mediodía vi las imágenes, ya imaginándome la magnitud de la tragedia, me puse a llorar. No conocía a nadie que hubiera sido afectado, pero desde la televisión veía a hermanos llorar, sangrar, dolerse, gritar, sofocarse... morir. Poco caso le hice aquel día a mi acompañante francés, la noticia era suficientemente trascendental como para olvidarme de todo. Creo que solo cuando ya avanzaba la tarde conseguí despegarme de la televisión para bajar a jugar a fútbol al parque de debajo de mi casa. Al día siguiente, o a los dos días (no recuerdo exactamente), fuimos a la Plaza del Pilar para mostrar nuestra repulsa frente al terrorismo de cualquier facción. No cabía un alfiler, quizás nadie hubiera notado nuestra ausencia si nos hubiéramos ido, pero había que estar ahí.
Aquellos días se me quedaron muy marcados y los sigo recordando muy cercanos. Lloré y temí. Ahora, cinco años después, este sigue siendo un día para llorar.
Pero hoy también es un día para seguir luchando, y para seguir luchando tenemos 191 motivos. Porque como aquel viernes todos nos echamos a la calle para protestar, ahora no debemos anestesiarnos ante la ausencia del terror para dejar de mostrar nuestro desprecio. Porque todos deben enterarse de que queremos un mundo en paz, un mundo donde la palabra de cada individuo decida, y no un arma cargada. Ha llegado el momento de que nosotros, los hombres y mujeres de a pie, la gente de bien, los obreros, los empresarios, los jóvenes, los viejos, todos nosotros, saltemos al unísono para tumbar la maldad de este mundo, para reclamar un mundo que de verdad nos pertenezca a quienes lo queremos, porque no deberían reírse de nosotros si soñamos con un planeta sin guerras, sin terrorismo, sin censura, sin opresión. Hoy es un día para recordar la injusticia más grande: la muerte no motivada, y ello debe darnos fuerza para invocar el espíritu de aquellos días y seguir gritando.
Y hoy, tristemente, es un día para avergonzarnos. Para avergonzarnos porque nuestra clase gobernante parece olvidarse de las víctimas y reducen los homenajes a meras ofrendas florares con unas cámaras de televisión delante. Para avergonzarnos porque ese pseudo homenaje, insuficiente pero no inexistente, no está exento de polémica porque el partido gobernante en España, el PSOE, ha impedido a los suyos que acudan al acto sólo porque han sido organizados por la Comunidad o el Ayuntamiento de Madrid, liderados por el PP. Señores políticos, las víctimas no entienden de partidos porque cualquier cosa vanal, ya sea política, deporte, religión, etc. es nada en comparación con una vida afectada o perdida. No hagan de la muerte inocente una baza electoral, no sean tan demagógos e hipócritas como para hace 5 años presidir una marcha de millones de personas en homenaje a las víctimas y ahora quedarse tranquilos en casa. No sean tan falsos, sobre todo señores del PSOE, como para después de haber cimentado su victoria electoral en 2004 en estos atentados, haber ahora olvidado a esas víctimas que tanto les importaban. No insulten nuestra inteligencia y, por favor, antepongan la cordura y la humanidad a toda estrategia política, por el amor de Dios.

viernes, 6 de marzo de 2009

Verbum Dei en el Mundo: Singapur


El ser humano es, por lo general, una criatura que tiende a magnificar y sobredimensionar los espacios en los que vive. Muchos de nosotros tenemos una mentalidad en la práctica cerrada, donde España representa un país inmenso y donde encontramos múltiples diferencias étnicas, culturales, climáticas o gastronómicas entre tierras que, a nivel global, están pegadas. Por ejemplo Granada de Barcelona, o Sevilla de Zaragoza, o Bilbao de Madrid. Pero a veces todavía me quedo maravillado cuando voy al Mapa Mundi del cuarto de mi hermano y me doy cuenta de lo insignificantes que somos. Y es en esa reflexión cuando se me ha ocurrido que desde aquí podríamos acercar las distintas comunidades del Verbum Dei en el mundo, que son centenas en decenas de países.
La primera, la comunidad de un país que objetivamente es insignificante en tamaño, pero de gran potencial político, estratégico y económico: Singapur.

Proceso de búsqueda
Sinceramente me he quedado gratamente sorprendido cuando rastreando las palabras 'Verbum Dei' en Google he encontrado una página del Verbum Dei en Singapur. Siendo franco, pocas veces me he puesto a pensar en las comunidades que hay más allá de Loeches y Siete Aguas, y desgraciadamente nunca he tenido la posibilidad de conocer alguna fuera de España. Por suerte algunos de vosotros sí que habéis estado en Portugal, Reino Unido, Venezuela, México o incluso Australia [¡¡escribid sobre ello y publicadlo!! (es una indirecta, jeje)]. Todo lo que sé de fuera de nuestra querida piel de toro se debe a encuentros con gente nativa de esos lugares o experiencias que me han sido transmitidas. Por ejemplo, en los últimos meses y especialmente el pasado fin de semana, he aprendido mucho de la comunidad del Verbum Dei de Australia con Kyle y Francis.
Así que me parece una buena propuesta para tener motivos de actualización en el blog hablar de esas comunidades que no sabríamos ni ubicar en el mapa, y por lo sorprendente la primera es Singapur.

Singapur, la isla que crece
Singapur es una isla y ciudad-estado ubicada entre Malasia e Indonesia y con sus 700 km cuadrados es el país más pequeño del sudeste de Asia. Sin embargo, después de Mónaco, es el país con mayor densidad de población del mundo con 6389 habitantes por kilómetro cuadrado, sumando un total de 4,5 millones de habitantes.
Singapur significa 'ciudad de leones' y recibió ese nombre en el siglo XIV. Hasta hace unos siglos Singapur solo era una isla de pescadores, indígenas, leprosos y piratas, cuando en 1819 fue fácilmente conquistada por los ingleses a fin de frenar la expansión de los holandeses por Oceanía.
Desde entonces Singapur ha ido creciendo en extensión palmo a palmo conforme aumentaba en reconocimiento, poder y autodeterminación. Ahora la isla es una ciudad-estado independiente 33 kilómetros más grande que cuando Thomas Raffles desembarcó en esa isla en el siglo XIX. Hasta la década de 1960 Singapur había ido moliendo su escaso terreno montañoso llevándolo a las costas para cimentar su expansión, pero esa posibilidad se terminó obligándoles a comprar miles de toneladas de arena a las islas cercanas. El proyecto de expansión se mantuvo en conflicto unos años hasta que la ONU lo dio como legal, así que Singapur sigue creciendo a costa de ver como menguan las islas cercanas de las que consiguen la arena.

La comunidad
Singapur es un país donde sólo el 15% de la población es cristiana, y el 9% católica. Viendo estos datos y sabiendo de la escasa población, hacer misión allí se me antoja casi imposible. Pero para el Verbum Dei no hay nada imposible y allí hay una dignísima comunidad.

Lo primero que quiero reseñar es que al contemplar estas fotografías enseguida se hace evidente esa familiaridad con el carisma y la estética del Verbum Dei, que es igual allá donde esté presente.

Cuando he entrado a su web, en el apartado de 'Misión en Singapur', me ha sorprendido una propuesta que hace. Hablan de que Dios ha bendecido a Singapur con una economía próspera y una estabilidad social, política y tecnológica, acompañada de confort y lujo, es decir, que tienen todo aquello material que el mundo puede ofrecer. Pero advierten que es precisamente en esa situación cuando la gente necesita y está mas hambrienta de Dios.

En la comunidad del Verbum Dei en Singapur ofrecen sesiones de oración, direcciones espirituales, formación crisitana, convivencias, seguimiento de vida, etc. y para todas las edades. En su web cuelgan un calendario de actividades así como unas pautas de las lecturas bíblicas diarias.

Vamos que por lo que me transmite la web es una comunidad muy completa, quizá no muy extensa en número de miembros, pero que se encuentra en crecimiento.

Si queréis desde España darles ánimo hacedlo en esta dirección verbumdeispore@yahoo.com.sg Seguro que recibirán con alegría ese detalle y será un ejemplo más de nuestro hermanamiento global con nuestro hermanos de la Familia Verbum Dei de todo el mundo. Eso sí, si podéis, escribid en inglés (a no ser que sepáis malayo o chino, entonces cualquier idioma vale).

lunes, 2 de marzo de 2009

Encuentro de Loeches 09

Este fin de semana casi una treintena de jóvenes (contando también con los misioneros/as) nos hemos dado cita en Loeches en el que es el primer encuentro a nivel nacional de este año 2009. En él hemos disfrutado de dos días intensos y productivos en los que sobre todo nos hemos sentido escuchados, valorados y respetados en la Familia Verbum Dei y donde hemos trazado las líneas que defenderemos en el simposio que se celebrará este verano y que reconfigurará esta institución religiosa.
Los jóvenes hemos asumido un mayor compromiso para que nuestros deseos no dependan solo de la acción de la Fraternidad sino que entre todos compartamos responsabilidades e iniciativas. En este sentido pedimos estabilidad y refuerzo a las políticas que se están llevando con nosotros desde hace unos meses para que tengamos claro un camino sobre el que poder avanzar. En ese camino buscamos formación, oración y seguimiento para que no decaigamos del vínculo cercano y amistoso con Cristo.
Más en concreto hemos aportado muchas propuestas, entre ellas ampliar la presencia virtual y modificarla para hacerla más visual, más atractiva y más cercana a los jóvenes, sobre todo para aquellos que aún no conocen de cerca el clima que se respira en el Verbum Dei.

A parte de esto también tuvimos momentos de oración y recepción de pautas, así como unas horas más lúdicas con festival incluido con representaciones teatrales, mímicas y juegos.
También el domingo Kyle, Francis y Paula nos transmitieron sus experiencias en el Encuentro Mundial de la Juventud de Sidney en el verano pasado. Esa información nos fue muy útil para que tengamos conciencia del trabajo y la preparación que hay detrás, y para que la utilicemos en la gestación del próximo e ilusionante Encuentro Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid en 2011 y en el cual esperamos volcarnos para hacer esta cita muy atractiva para todos nuestros hermanos de la Familia Verbum Dei que quieran pasar esos días con nosotros.